VOLCANES NIPONES (II): KYUSHU, LA ISLA DE LOS CAPRICHOS VOLCÁNICOS



Lejos de las aglomeraciones turísticas de Kioto y Tokio, la isla de Kyushu, en el suroeste de Japón, permite sumergirse en paisajes volcánicos sensacionales y acercarse a las costumbres locales de este país que no deja de asombrarnos. Caminatas entre cráteres y fumarolas en el Sakurajima o en el Monte Aso, los jigoku -los infiernos- de Beppu, baños termales en los onsen (de pies o de manos, de arena o en santuarios sintoístas), fiestas del fuego y la rica gastronomía nipona en las izakayas.


SAKURAJIMA

Kagoshima es una ciudad del sur de Kyushu situada en una bahía, bajo la sombra amenazante del  Sakurajima. Desde la playa Iso se puede admirar la silueta del volcán siempre humeante.

Los habitantes de Kagoshima utilizan el paraguas para la lluvia, pero también como sombrilla y, en ocasiones , para protegerse de las cenizas del Sakurajima.


En la estación de Kagoshima hay un centro comercial y una gigantesca noria de color rojo (RENFE, El Corte Inglés y El Maño sin salir de la estación).

El Sakurajima  desde la playa Iso en Kagoshima.

El Sakuarajima es un estratovolcán muy activo; era una isla hasta 1914 cuando una gran erupción unió el volcán a la península de Osumi. El edificio volcánico se encuentra en el borde sur de la caldera de Aira que se formó hace 22000 años. El volcán forma parte del Geoparque Sakurajima-Kinkowan.


Un barco nos lleva de Kagoshima al Sakurajima, visitamos el centro de visitantes y recorremos el sendero que lleva al Observatorio del volcán. desde allí se ve la colada de lava de 1914 que se tragó tres pueblos.

Imagen de radar de la NASA del Sakurajima y la caldera Aira

Cartel con la historia eruptiva del Sakurajima.

Onsen

A pesar de los peligros de un volcán continuamente activo, los habitantes de Kagoshima reciben beneficios de su cercanía: atracción turística, senderismo, aguas termales y suelo fértil donde se cultivan rábanos chinos de hasta 30 kilos.


El Furusato onsen está situado al pie del Sakurajima y forma parte de un santuario sintoísta, el baño se realiza con yukata. Se pueden ver los torii y otros elementos de este tipo de santuarios.


Hi matsuri, la fiesta del fuego

Nuestra visita a Sakurajima no podía acabar mejor. ese día se celebraba la Hi matsuri, la fiesta del fuego, una simpática romería familiar con todo tipo de actuaciones. Muchas niñas y mujeres iban ataviadas con la yukata tradicional.







IBUSUKI

A pocos kilómetros al sur de Kagoshima se encuentra la localidad de Ibusuki, famosa por sus baños de arena negra. En el onsen Sunamushi puedes experimentar la extraña sensación de cubrirte de arena volcánica bien calentita dejando únicamente la cabeza por fuera; eso sí, te proporcionan yukata y una pequeña sombrilla para que no te achicharres.






P.N. KIRISHIMA YAKU

Kirishima-Yaku -al norte de Kagoshima- es el primer territorio japonés protegido como parque nacional. Los paisajes, que parecen estar situados en la superficie lunar, y los bosques de cedros lo convierten en un lugar único.


Una ruta de senderismo nos lleva a lo alto del Karakuni-Dake, desde allí disfrutamos de unas vistas espectaculares de conos y lagos volcánicos. rododendros y azaleas adornan el camino. Paisajes de la tierra primitiva en un archipiélago en pleno Cinturón de fuego del Pacífico.





MONTE ASO

El Monte Aso, también conocido como Caldera de Aso, es un supervolcán localizado en la prefectura de Kumamoto en el centro de la isla de Kyushu. En el interior de la enorme caldera -114 kilómetros de circunferencia- se encuentra el Monte Nakadake, un volcán activo con uno de los cráteres más grandes de la Tierra. El Monte Aso se encuentra dentro del Parque Nacional Aso-Kuju, reconocido por la UNESCO como Geoparque Mundial.

Imagen de la NASA de la Caldera de Aso.




En el Monte Aso hay rutas de senderismo señalizadas , pero un autobús y después un teleférico te permiten llegar cómodamente al borde del cráter. Huele a azufre, en un momento dado de nuestra visita cambia el viento y el humo se hace irrespirable, pero el personal del parque nos aparta enseguida para evitar intoxicaciones.

 Lago volcánico de aguas azul turquesa con fumarolas en el interior del cráter  Kako Nishi.

Precauciones que deben tomarse según el grado de actividad de los gases del volcán. La prevención volcánica está muy desarrollada en Japón, los volcanes están monitorizados en todo momento para detectar los cambios en la concentración de gases.







Paisaje volcánico de la caldera de Aso.

Puesto de venta de fragmentos de azufre como souvenir del Aso.


BEPPU

La ciudad de los infiernos

Es dificil imaginar una ciudad que viva de sus infiernos, pero Beppu, que forma parte de la prefectura de Oita, ha hecho de sus nueve infiernos, los jigoku, su seña de identidad.  No es que la localidad esté llena de seres diabólicos  de cuernos y cola, más bien estos infiernos son enclaves de vulcanismo atenuado con distintas manifestaciones:  lagos burbujeantes de colores, barros hirvientes, fumarolas, géiseres y otras curiosos procesos que nos cuentan que estamos sobre terrenos muy calientes. Beppu es también famosa por sus aguas termales, los populares onsen y pasa por ser el lugar del planeta con mayor cantidad de agua caliente del mundo -compitiendo con Yellowstone, la del Oso Yogui.

Poster turístico de Beppu de 1937

Al llegar a la estación de trenes de Beppu, una estructura con forma de rejilla de brasero nos recibe, es un onsen de manos que relaja y purifica tu piel preparándote para las visitas infernales que te esperan.

Estación de trenes en Beppu

Comida infernal como souvenir turístico de Beppu. El diseño de las cajas no invita mucho, se me hace que estos alimentos -sean lo que fueren- deben picar un pelín.

Umi Jigoku, el infierno marino

El color azul cobalto de sus aguas a 98ºC se debe a la disolución de sulfato de hierro. Con el calor de los vapores emanados cuecen huevos en una cesta o preparan flanes -variante magmática del Baño María-. Esta técnica culinaria se denomina jigoku mushi, que literalmente significa cocción al vapor infernal, su uso se remonta al periodo Edo (1603-1867).




Chinoike Jigoku, el infierno del lago de sangre

Es el infierno natural  más antiguo de Japón, el color rojizo de sus lodos borboteantes se debe a los óxidos de hierro y magnesio.



Oniishibozu Jigoku,  el infierno de los barros hirvientes

Es todo un capricho este infierno de burbujas de barro ardiente que parecen recordar a las cabezas rapadas de los monjes.




Tatsumaki Jigoku, el infierno tornado

Este infierno debe su nombre al géiser que lanza al aire agua y vapor a intervalos regulares. En las profundidades del terreno un depósito de agua natural se calienta hasta alcanzar temperaturas de 150ºC, momento en el que se produce la salida del agua ardiente. Si no fuera por la placa de piedra colocada en lo alto del géiser el ascenso superaría los 30 metros.





Onsen

Los onsen son los baños tradicionales japoneses con aguas termales de origen volcánico. Aunque los podemos disfrutar por todo el país. es en Beppu donde alcanza su máxima expresión: hay cerca de 3000 fuentes de agua geotérmica distribuidas en ocho pueblos termales. Los hay de todo tipo, al aire libre, en recintos cerrados o formando parte de los ryokanes -el alojamiento tradicional nipón.


El baño en los onsen es muy popular en Japón, es uno de los lugares de encuentro con amigos y familiares donde se socializan con frecuencia. Como todo en este país, los onsen tienen su particular protocolo y a veces toca fijarse en lo que hace el personal local para no meter la pata. En algunos casos te proporcionan yukata -kimono de algodón- y geta -chanclas de madera-, otras veces tendrás solo toallas para taparte y secarte. En el siguiente enlace os explican cómo utilizar un onsen en Japón.



Izakayas

Limpitos y relajados después de visitar un onsen se impone acercarse a una izakaya, las populares tabernas japonesas -literalmente significa tienda de sake-. Las hay para todos los gustos, cuando eliges una, nunca sabes si podrás sentarte en una banqueta en la barra, en una silla de un reservado o si tendrás que descalzarte y acomodarte, es un decir, en un suelo de tatami.

Las izakayas se reconocen por las akachochin -linterna roja- que hay en la puerta. Hay un sinfín de platos de la cocina japonesa que te pueden ofrecer en estas tabernas, a veces están especializados en sushi y sashimi o en tempura,  en casquería fina, fideos en su múltiples variedades (udon, ramen o soba), etc. Para facilitar la elección a los gaijin -los forasteros- es frecuente encontrar una vitrina en el exterior con reproducciones hiperrealistas en plástico de los platos, los sanpuru



¡KAMPAI! -salud en japonés-, el brindis con el que comenzar a confraternizar con los locales en una izakaya.


Comentarios

  1. Qué interesante, Antonio...y que desconocido para los que no hemos visitado ese país. Ah, y cómo dominas el japonés, jeje (te imagino con la libretina apuntando todos esos palabros). Saludos.

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    1. Muchas gracias, amigo, Japón es un país fascinante y da para contar muchas batallitas, en otras entradas habrá que contar algo de Kioto y de Tokio. El japonés solo en la intimidad, pero me encanta anotar esos palabros que cada vez está más presentes en occidente.

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