ALCATRACES, los locos del mar

ALCATRACES, LOS LOCOS DEL MAR

Los alcatraces son aves marinas de tamaño grande,  hábiles pescadoras que atrapan a sus presas (peces y calamares) mediante trepidantes zambullidas, los "picados" -que podrían recordar, salvando las distancias y los tamaños, a los martines pescadores-. Tienen un pico largo y robusto,  patas palmeadas y de colores vistosos,  adaptadas a la natación y  que desempeñan un papel importante en la exhibición de cortejo. El comportamiento, con rituales complejos y llamativos, es la causa de que se les llame bobos o locos. Pueden formar colonias de miles de individuos situadas en islotes rocosos con acantilados. 



LOS ALCATRACES DE LA ISLA BUENAVENTURA

En la punta oriental de la península de la Gaspésie, de la provincia canadiense de Québec, se encuentra el Parc National de L'Île-Bonaventure-et-du-Rocher -Percé. Prolongación rocosa de los Apalaches en las aguas del Golfo de San Lorenzo, el parque abarca el Rocher Percé -un espectacular arco marino de paredes verticales- y la isla  Bonaventure. Además de su atractivo paisajístico el parque es conocido por la increíble concentración de aves marinas que allí anidan: cormoranes, gaviotas, alcas, araos y, sobre todo, alcatraces atlánticos, los protagonistas principales de nuestro viaje ornitológico.




Partimos en barco, una mañana soleada de agosto, desde la localidad de Percé. En el trayecto rodeamos el Rocher Percé y después la isla Bonaventure, las repisas rocosas de los acantilados sirven de refugio a miles de aves que sitúan allí sus nidos.




Desembarcamos en un pequeño atracadero de la isla . De allí parten varios itinerarios que convergen en la famosa colonia de alcatraces atlánticos (Morus bassanus). Según nos vamos acercando el griterío y el olor a guano se hacen patentes.

Alcatraz, el de andares ufanos

Nos cuenta la RAE que la palabra alcatraz  deriva quizá del árabe hispánico qatrás, el de andares ufanos. Su caminar, más que arrogante, resulta cómico, con sus patas cortas y pies palmeados. Esta torpeza en sus desplazamientos terrestres recuerda a los pingüinos o a los frailecillos, de hecho en algunos países de América se conocen también como pájaros bobos. En portugués ganso-patola, que alude a su pie grande, aunque también puede significar idiota. Fou en francés, o sea loco. El término en inglés, gannet, se emplea también para referirse a una persona tragona. Pobres aves: arrogantes, bobos, idiotas, locos y tragones; aunque a mí no dejan de sorprenderme.



El alcatraz atlántico (Morus bassanus) es un ave marina de gran tamaño. el cuerpo mide unos 90 centímetros de longitud y la envergadura de sus alas llega a los 180 centímetros. De plumaje blanco con la punta de las alas negras y la cabeza con un capirote amarillo pálido. Tienen un poderoso pico, largo, de un gris azulado y marcado con ribetes negros. Patas cortas y pies palmeados diseñados para la natación, con cuatro dedos unidos por una membrana interdigital. Una anatomía que le permite realizar los vertiginosos picados que le caracterizan. Un auténtico torpedo -con permiso del genial Chiquito.




Juntos, pero no revueltos

Los alcatraces atlánticos acuden a tierra solamente para anidar y cuidar de sus crías. Les fous de Bassan (los locos de Bassan), regresan cada verano a la isla de Bonaventure para reproducirse. El macho y la hembra se reencuentran en el mismo nido de años anteriores. Esta colonia es la más grande de Norteamérica, superan los 32.000 nidos que sumarían unos 100.000 alcatraces -contando adultos y pollos-. Una auténtica locura ornitológica. 



Por mucho que los expertos traten de explicarnos cómo funciona esta descomunal comunidad de vecinos, resulta muy difícil imaginar el proceso de orientación  en este maremágnum de plumas; lo mismo  sucede con las migraciones, en las que recorren cientos o miles de kilómetros para llegar a la colonia  de cría de años anteriores. El GPS natural de las aves (orografía, estrellas, campo magnético...) no deja de ser un prodigio enigmático que apenas se ha conseguido descifrar.



Rituales alados

El ritual de apareamiento de los alcatraces atlántico es muy complejo y llamativo, una serie de movimientos que pueden seguirse muy de cerca cuando se visita la colonia de cría. Son aves muy territoriales y defienden con agresividad su pequeño espacio en esta apretada concentración de nidos.

Cartel sobre el comportamiento de los alcatraces atlánticos en la colonia de la isla  Bonaventure.


La territorialidad es tan grande que, cuando regresa al nido, el macho ataca a la hembra al cuello mientras que la hembra presenta la nuca pacíficamente. A continuación los dos adultos realizan un divertido ritual, una suerte de juego de esgrima con sus largos picos para reforzar la relación de pareja.

Alcatraces realizando su sesión de esgrima conyugal.


Cuando un alcatraz va a emprender el vuelo estira su cuello con el pico apuntando al cielo. levantando alternativamente sus patas. Así llena sus sacos aéreos pectorales que amortiguarán el fuerte impacto del choque con el agua en sus zambullidas.


Los nidos

Los alcatraces hacen sus nidos en repisas de acantilados o en zonas llanas de la parte alta de los islotes donde cría. Utilizan algas, hierbas, plumas, tierra y otros materiales para construir su nido. Los nidos están muy cerca unos de otros, con densidades de 2 a 3 nidos por metro cuadrado.



En el nido depositan un único huevo que incuban, durante 44 días, colocándolo entre sus patas palmeadas. Mientras el pollo permanece en el nido los adultos se encargan de alimentarlo regurgitando parte del pescado parcialmente digerido.  A los tres meses de la eclosión del huevo el loco jovenzuelo se marcha a realizar sus primeras zambullidas.




Los pollos están cubiertos de plumón blanco y tienen el pico y los ojos de color negro. En la colonia coinciden pollos de distintos tamaños, como podemos observar en las imágenes. 






Pandemonio, el canto del loco

Silenciosos en mar abierto y ruidosos hasta más no poder en las colonias de cría. Los alcatraces se desgañitan con potentes sonidos guturales: rab-rab-rab o ghaghag-ghoghog -según distintas fuentes consultadas-, un auténtico pandemonio. Como no hay nada regulado sobre onomatopeyas aviares, nos atrevemos -después de haber pasado varias horas en la colonia- a dar nuestra propia versión: purrú-purrú-purrú, parrá-parrá-parrá.


Según el ornitólogo Bryan Nelson, los alcatraces reconocen por su voz no solo a su pareja y  su cría, sino también a los vecinos del nido. En las imágenes vemos al coro de adultos y jóvenes en plena ejecución, quizá estén haciendo su particular interpretación -con permiso de Ketama- del no estamos locos, sabemos lo que queremos.


La colonia de alcatraz atlántico de la isla Buenaventura
Vídeo de Fátima Pedrazo.



Surfeos y picados

Los alcatraces vuelan con sus largas alas extendidas que baten poco, planeando justamente por encima de las olas. Pero cuando estas aves lo dan todo es cuando realizan sus espectaculares "picados" para capturar sus presas (caballas, arenques, sardinas, anchoas...).




Cuando se decide a pescar, el alcatraz pliega sus alas plegándolas completamente a su cuerpo en los últimos metros de su caída, alcanzando velocidades de 100 km/hora. En su célebre "picado" el alcatraz se zambulle en profundidad transformándose en un auténtico torpedoZanga, el nombre del alcatraz en euskera, hace referencia al sonido del zambullido.

"Picado" de alcatraz atlántico. Dibujo de Juan Varela tomado de la página de SEOBirdLife.


UNA FAMILIA MUY LOCA

Los alcatraces o piqueros son una familia de aves marinas  (Sulidae) emparentadas con cormoranes y fragatas. Hay un total de diez especies de alcatraces de los cuales solo el alcatraz común o alcatraz atlántico (Morus bassanus) puede verse en nuestras costas -tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo- durante los pasos migratorios.

Los piqueros de las Islas Galápagos

En el verano del ya lejano 92, tuve la suerte de viajar con un grupo de amigos a las Islas Galápagos, un auténtico paraíso para los naturalistas, en donde disfrutar de una fauna excepcional. La ausencia de depredadores hace que las aves del archipiélagos sean particularmente confiadas, con lo que se dejan fotografiar desde muy cerquita sin interferir en su comportamiento. De entre las aves marinas de Galápagos hay dos alcatraces que llamaron nuestra atención: el piquero de patas azules (Sula nebouxi) y el piquero enmascarado (Sula dactylatra). 

Piquero patas azules (Sula nebouxi). Islas Galápagos (Ecuador).

Piquero patas azules (Sula nebouxi). Islas Galápagos (Ecuador).

Las patas azules de este alcatraz tienen un importante papel en el apareamiento, ya que los machos las exhiben en un baile de cortejo. Resulta curiosa la coloración variada de las patas de las distintas especies de alcatraces aquí representadas: las hay azules, grises, rojas, marrones con línea verde; se diría que gastan un "calzado" específico que les permite identificarse. 

Piquero patas azules (Sula nebouxi). Islas Galápagos (Ecuador).


Piquero patas azules (Sula nebouxi). Islas Galápagos (Ecuador).


Piquero enmascarado (Sula dactylatra).
Islas Galápagos (Ecuador).

Piquero enmascarado (Sula dactylatra).
Islas Galápagos (Ecuador).


Piquero patirrojo (Sula sula) y piquero pardo (Sula leucogaster), dos especies de alcatraces de mares tropicales.
Imágenes tomadas de Wikipedia.

Alcatraz atlántico (Morus bassanus). 
Sello de las Islas Feroe de 1978.


Tráiler del corto documental Life on the rocks de George Pretty.

Nos cuenta la historia de los tres años, en la década de los 60, que June y Bryan Nelson pasaron en Bass Rock (Escocia), estudiando la colonia de alcatraz atlántico (Morus bassanus). El término específico bassanus hace referencia a este islote escocés.




Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ESPINOSO MUNDO DE LOS CARDOS

Cuando los volcanes cambian el mundo (II): VESUBIO, EL VOLCÁN DE PLINIO EL VIEJO.

Plantas con muchas AGALLAS